martes, 30 de mayo de 2017

Lograr proyectos

Cumplir los objetivos depende de cada persona y de sus intereses. Hay una serie de metas que una persona se traza para la vida personal, emocional y profesional y que considera que son necesarias, sin embargo, también hay individuos que tienen muy buena vida, sin haber hecho un proyecto o, por lo menos, pensado en él. EL FUTURO SE LABRA También resulta difícil hablar de crear un proyecto de vida en individuos que creen que su futuro ya está, de alguna manera, determinado por su familia, su lugar de origen, su nivel socio económico, alguna carencia afectiva y la suerte. Eso limita la posibilidad de planear. Por otro lado, según los psicólogos, hay quienes se refugian en ideales y sueñan con utopías; otros tratan de volver al pasado y algunos viven angustiados por todas las fatalidades que pueden suceder en el futuro. De ahí la importancia de conocerse, de pensar en lo que se quiere hacer. En la niñez y la adolescencia se definen las características de las personas y en esta última casi es obligatorio pensar en el futuro, pues al terminar el bachillerato y entrar a la universidad, viene una etapa de cierta independencia, donde los jóvenes empiezan a involucrarse con espacios desconocidos de trabajo o en una relación de pareja. Ahí es donde se deben fijar objetivos para más adelante. NO ES UNA CAMISA DE FUERZA Pero, ojo, porque un proyecto de vida no es una camisa de fuerza, un plan rígido imposible de modificar. Tiene que ser dinámico y que se pueda redirigir para cumplir con las metas. El comienzo es hacer un ejercicio que le permite al individuo ubicarse y saber qué es lo que puede hacer y en qué cosas debe trabajar para cumplir con ese objetivo. Por ejemplo, quiero hacer una especialización en dos años, económicamente cuánto necesito, en qué universidad planeo estudiar. UNA MEJOR VEJEZ, para quien el proyecto se modifica toda la vida, hasta el día de la muerte. Sostiene que los estudios en envejecimiento han demostrado que las personas que tienen metas a futuro, cuentan con mayor vitalidad. Pero un proyecto se establece según las circunstancias del momento. Una persona que había dicho que quería trabajar hasta los 70 años, a los 50 sufre un accidente y en consecuencia, tiene que dejar de hacerlo, debe sentarse a replantear su vida a partir de esa circunstancia. De lo contrario, esta se le acaba. Para los especialistas, el proyecto de vida se debería trabajar desde la niñez, como en Europa, donde se le insiste a la gente en cómo quiere vivir cuando sea vieja. En Colombia, la gente se establece metas muy cortas y se pensiona sin saber qué quiere hacer. Un buen ejercicio es empezar a soñar desde temprano. Así se evitan conflictos comunes como los de quienes llevan un ritmo frenético de trabajo y en el momento en que no lo tienen, se enferman. El que se adapta es mucho más feliz. NUNCA ES TARDE ... CLAVES. Un proyecto de vida se debe establecer en todos los aspectos, con énfasis en los familiares, sociales y personales, así como en la formación que no acaba cuando termina la vida laboral, pues lo ideal es seguir aprendiendo. Al llegar a la madurez, conviene dedicarse a nuevas actividades o a aquellas a las que nunca se les dedicó tiempo. Nunca es tarde para aprender. También tienen que ver las relaciones y el entorno sociales, pues cuando se tienen redes es claro que se vive mejor. No siempre es posible tener esposo (a), hijos o una familia grande, tal como se soñó. Pero en ese caso el proyecto de vida no se acaba, los amigos son un gran soporte. Aunque se trata de una forma de planear el futuro nadie dice que tiene que salir como se pensó. Hay que ser consciente y adaptarse a lo que se tiene. '' Más que armar planes de trabajar, tener éxito o conseguir dinero, por encima de todo, está el deseo de ser feliz. No siempre los sueños se hacen realidad, hay que trazarse nuevas metas La flexibilidad para acomodarse a las situaciones y la autoestima son los soportes para superar la frustración de las metas que no se han podido cumplir. Una persona por ejemplo, que sueña con casarse y no lo hace, o que sueña con tener éxito en un oficio para el que no tiene las suficientes habilidades puede pensar en ser feliz con su familia o su núcleo de amigos y con sus talentos, sin que resulte traumático. Una cosa es lo que la vida le ha dado y otra, lo que uno quiere hacer con su vida. Esta es una buena oportunidad, como todo año que empieza, para plantearse nuevas metas, si no se tiene un rumbo claro. Pero hay que hacerlo desde la realidad, la propia historia personal, con la conciencia de lo que se tiene y lo que no en todos los aspectos: físico, relaciones sociales, vida espiritual, emocional, intelectual y ver qué áreas se pueden cambiar y cuáles no. Inclusive, hay esperanzas para quienes creen que no las tienen.


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